Consejos para personas con obesidad severa:

La obesidad es el aumento del peso corporal debido a un exceso de grasa. El tejido graso se acumula sobre todo en la zona abdominal. El porcentaje de población con obesidad está aumentando con rapidez en los países industrializados y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha calificado como una auténtica epidemia.

La obesidad afecta ya a una de cada cinco personas adultas (25 – 64 años) en nuestro país. Es algo más frecuente entre los varones y la población con menor nivel de ingresos o nivel educativo. Este aumento creciente del número de personas con obesidad es especialmente preocupante en la población infantil y juvenil (2 – 24 años) y entre los mayores de 65 años, donde alcanza ya el 35%.

La obesidad aumenta el riesgo de padecer diferentes enfermedades como:

  • Enfermedades de las arterias coronarias.
  • Enfermedades respiratorias.
  • Hipertensión arterial.
  • Hipercolesterolemia (colesterol alto).
  • Diabetes.
  • Artrosis de columna, caderas y rodillas.
  • Cáncer de útero, mama, colon y próstata.

A continuación te mencionamos estos consejos que te servirán para comenzar a trabajar en tu cuerpo:

Pequeños cambios con grandes resultados:

  • Introducir abundantes frutas y verduras crudas o cocidas (al menos cinco unidades al día), lácteos desnatados, cereales integrales.
  • Seleccionar cortes magros de carnes y pescados. Cocinarlos con procedimientos bajos en grasa (al horno, a la plancha, al vapor, papillote, etc.)
  • Vigilar las cantidades e intentar disminuir poco a poco el consumo de sal y alcohol.
  • Beber al menos entre 1,5 y 2 litros de agua diarios.
  • Hacer un desayuno completo, planificar con antelación los menús y distribuir las comidas en al menos cinco ingestas para evitar caer en el picoteo.

Sin embargo, si limitamos los cambios a la alimentación nos será más difícil alcanzar el objetivo. Es imprescindible acompañar estas modificaciones de la dieta con un aumento gradual en la actividad física diaria. No se trata de convertirse en un atleta de la noche a la mañana, ni tampoco de hacer una actividad extenuante que seamos incapaces de mantener a lo largo del tiempo. Al contrario, hemos de decantarnos por una actividad que podamos incluir fácilmente en nuestra rutina, de manera que aseguraremos su cumplimiento diario. Por ejemplo, ir andando al trabajo, a clase o al mercado; bajar del metro o el autobús unas paradas antes y caminar el resto del trayecto; aparcar el coche más lejos de lo habitual; reemplazar el ascensor por las escaleras; salir a pasear; montar en bicicleta, etc.

Por lo tanto, de nada sirve seguir una dieta de moda o milagrosa que logre una pérdida de peso rápida a costa de músculo y agua, ya que por sus irreales características no podrá ser mantenida a largo plazo.

Fuente: https: www.mayoclinic.org

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